miércoles, 27 de mayo de 2015

 Crítica: “Los kilos me pesan. No tanto como me pesan las miradas. Me llamo Rafaela Rivera y tengo 16 años”. Esto es lo primero que lees al comenzar el libro. Si eres tímido, tienes algún complejo, o tu consuelo es el arte, encontrarás más de una ocasión para sentirte identificado con la protagonista de esta novela.
Sin lugar a dudas, lo más destacable de este libro es su realismo, su sinceridad y autenticidad, incluso, a la hora de elegir las palabras. La forma de expresión es totalmente acorde al personaje (la novela viene a ser su diario), a su edad y a las situaciones que surgen, que a su vez también están llenas de realismo.
Nada de relatos rosas, las cosas como son. Nada de grupos enormes de amigas incondicionales, de príncipes azules que caen rendidos a los pies, de familias irrealmente funcionales, nada pero nada de protagonistas perfectas. Rafaela no se siente bien consigo misma, no es la más linda, ni la más inteligente, ni la más popular; Rafaela es una adolescente a medio camino de normal, y punto. Gran parte de la calidad del libro recae, justamente, en su simplicidad, en su normalidad. Y chicos, ayuda a entender cómo piensa una mujer cuando alguien le gusta.
Se destacan la relación de Rafaela con su violín (para ella su escape, y prácticamente lo único que le queda de su padre; para Simón, el recuerdo de un ser querido), y con su madre y su hermana, descritas como diametralmente opuestas a ella. Y, por supuesto, el tema presente en todo el libro y que da origen a la mayoría de las situaciones que se presentan, desde el encuentro con Simón hasta el final de la novela, pero a la vez nos saca de los cánones habituales de las novelas juveniles: el peso de Rafaela.
Lo único que quizás resaltaría como “malo” es que a algunos puede resultarles extraño el acento y el uso de algunos regionalismos que, si bien ni por asomo dificultan la comprensión, puede no agradar a algunos lectores. La verdad es que no soy quién para juzgar este aspecto ya que yo misma soy argentina, pero advertidos quedan. Y he de avisar también que hay opiniones divididas en cuanto al final. Según algunos le faltaría un capítulo más, según otros la libertad tiene su magia. En mi opinión, podría haber dejado un poco menos en manos del lector, pero sin duda no es un final que decepcione, es de esos que, aunque no fuesen lo que esperabas, sabes que deben terminar así.
Con todo, es un libro que ya he leído más de un par de veces, y lo considero altamente recomendable.

Poema de Freddie Mercury

"Cuando yo la conocí tenía 16 años. Fuimos presentados en una fiesta por un chico que se decía mi amigo. Fue un amor a primera vista. Ella me enloquecía. Nuestro amor llegó a un punto que ya no conseguía vivir sin ella. Pero era un amor prohibido, mis padres no la aceptaron, fui reprendido en la escuela y pasamos a encontrarnos a escondidas. Pero ahí no aguante más: quedé loco. Yo la quería pero no la tenía. Ya no podía permitir que me apartaran de ella. Yo la amaba. Choqué con el coche, rompí todos los muebles de casa y casi maté a mi hermana. Estaba loco. Precisaba de ella. Hoy tengo 39 años. Estoy internado en un hospital. Soy inútil y voy a morir..., abandonado por mis padres, por mis amigos y por ella. Su nombre Cocaína. A ella le debo mi amor, mi vida, mi destrucción y mi muerte". 


Freddie Mercury